3, 2, 1... Fire (en proyecto)
Mis cuadros podrían considerarse como interpretaciones del caos, dentro de este caos hay un momento clave, y ese momento es el milisegundo que hay después de una explosión. Elijo una explosión como representación del caos porque creo que es el principio y final de todo. El Big Bang, que supuestamente creó el universo que conocemos nos hace pensar en un gran Génesis, ígneo y destructivo, deflagración, onda expansiva, fragmentación, atomización, caos, vida y Apocalipsis. Es una receta bastante extraña, pero con ella trato de crear mis obras de arte. Intentaré explicarlo de forma fácil, vamos a tomar como ejemplo una sandía en la que introducimos varias minibombas que explotarán a la vez. Las primeras imágenes serían un curioso bodegón. Apretamos el detonador y todo explota. Tres segundos después solo habría humo, que no nos interesa, y trozos de sandía sin aparente conexión rodando por el suelo. Pero entre estos dos momentos hay un milisegundo de expansión de la materia, la forma y el color, y antes de que todos los átomos rompan sus conexiones en mil pedazos creamos una imagen, hacemos una foto; Ese es el verdadero momento del caos, con una contenida carga emocional y de un barroquismo en las formas que nos hace ver más de lo que hay. Ese es para mi el momento del Génesis y del Apocalipsis, el inicio y el fin del caos, a partir del cual se crea y se destruye la vida. Por eso este es un momento de fugacidad extrema que creo debe ser retratado, o mejor dicho interpretado, como algo que forma parte de nosotros.
El caos, el miedo y lo orgánico conviven en un extraño momento temporal para mostrarnos alegóricamente los tiempos convulsos en los que vivimos. Una belleza cronometrada y milimetrada que un segundo después sabemos que va a desaparecer, una advertencia o un carpe diem.
Martín Bartolomé